El indulto a Rosa María Martínez
Rosa María Martínez nació a fines del siglo XIX y perdió a sus padres cuando tenía siete años. Sola con sus dos hermanos debió enfrentar la vida. Se convirtió en una joven baja, delgada, de ojos grades y negros pero llena de ganas de vivir. Un día de 1905 encontró trabajo como institutriz en una vivienda de la calle Perú. Allí vivía la señora Deodora Castro, viuda de Ruiz, quien tenía dos hijos ya casados y un nietito a quien debía cuidar Rosa.
Unos veinte día después de haber comenzado a trabajar en esa casa, celebróse allí una fiesta donde a Rosa la hicieron beber un poco más de lo acostumbrado. Ella se sintió mal y fue a recostarse a su habitación. Como el malestar no cedía, se dirigió hasta el comedor, sacó del cristalero un pocillo de loza con su correspondiente platito para servirse un café que ella misma preparó. Como se sintió mejor, a la hora sacó de ese cristalero otra tacita con otro platito para volver a tomar café. Y dejó ambas tazas en su mesa de noche.
A la mañana siguiente no recordaba con claridad lo ocurrido pero al ver las tazas sintió tanta vergüenza de lo que había pasado, que decidió esperar para poner los dos pocillos con sus platos en su lugar. Y momentáneamente los escondió en su baúl.
Al otro día la dueña de casa detectó los faltantes del cristalero e interrogó a la servidumbre. Nadie supo que pudo haber ocurrido…hasta que una mucama fue a limpiar la pieza de Rosa y encontró los pocillos con los platos en el baúl.
La sra Ruiz, indignada, llamó a la policía acusando a la joven de abuso de confianza. En vano Rosa intentó explicar lo que pasó jurando su inocencia, se arrodilló delante de la señora pidiendo perdón, se arrastró a sus pies pero fue inútil. Nada pudo conmover a Deodora Castro de Ruiz. A la pobre joven la llevaron detenida, era el 20 de mayo de 1905.
Estuvo cuatro días incomunicada. Ningún testigo declaró en la causa, solo su confesión bastó para que el juez French la condenara a cuatro años de penitenciaría.
Rosa fue llevada a la Cárcel Correccional de Mujeres de la calle San Juan. Ninguno de sus dos hermanos (uno vivía en San Fernando) fue a verla el tiempo que estuvo en prisión.
En agosto de 1907 el diario Sarmiento tomó conocimiento del caso y llegó a entrevistar a la joven en la cárcel. En sus notas señalaba lo injusta que era la condena a Rosa María Martínez: ¿cuatro años de penitenciaría por dos pocillos y dos platitos de café?
Un Comité Feminista resolvió tramitar formalmente un pedido de indulto al presidente de la República, Dr José Figueroa Alcorta. En la solicitud dirigida al presidente se explicaba el caso de Rosa María Martínez y se suplicaba “respetuosamente a V. E. que se digne hacer uso de la facultad que le confiere el inciso 6º del artículo 86 de la Constitución”. Esa solicitud estaba firmada, entre otros, por Elvira Rawson de Dellepiane, Sara Justo, Fenia Cherkow de Repetto, Alfredo Palacios, Carmen de Pandolfini…
A los pocos días de recibir la solicitud el presidente accedió a la misma. Figueroa Alcorta hizo uso de su facultad constitucional y firmó el indulto el sábado 28 de diciembre de 1907.